Se me antoja a mi la vida
únicamente en tus brazos,
el existir solo alcanzo,
cuando me besan tus labios.
Esa copa que me brinda
la delicia mas excelsa,
ese elixir de los dioses
que en cada beso me otorgas.
Tu amor me acaricia el alma
hierve en mi sangre y enerva,
cada rincón, cada palmo,
de un espacio que te espera
La piel pronta se despierta
cuando la rozan tus manos,
y se humedece de amores
el nido que te reclama.
Y se detona la gloria,
de derramarme en tu lar,
como desemboca el río
dándole un ósculo al mar.
Mariella Bobadilla Pichardo
Derechos reservados/ 1975
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