Sumido en tribulación,
mi ánimo se desliza,
y asentado el desconsuelo,
da las manos a mis cuitas.
Estoy en el punto exacto
que desdibuja el camino,
y en ascuas mi ser vislumbra,
las fichas de mi tablero,
preceptuado para mi.
Donde lo divino apuesta
su jugada más concreta,
y sin pedir mi permiso
con su dama me hace jaque,
me destrona el existir.
Me pregunto dónde irán,
mis ideas y pensamientos,
de mi jardín los conceptos
deleites de la opinión,
vestido de mi vivir.
Y esta altiva inteligencia,
con su torpe entendimiento,
que por humana es pequeña
efímeros sus preceptos,
a donde se marchará.
Cómo quedarán mis hijos
de mi cielo los testigos
que aún transiten su destino,
hayan en mi hogar abrigo,
alimento en mi panal.
Donde habitarán sus besos
la sonrisa en un te quiero,
el enredo de un abrazo,
del aroma de sus pasos,
que no me puedo llevar
Donde morará mi esencia,
de mi sendero las vueltas,
en un mar de incertidumbres,
sin puerto donde arribar,
que deshoja el verbo amar.
Como explicaran mis versos,
descarnados ya mis huesos,
a cualquier desconocido
que fui ropaje de un alma,
que fui el arrullo de un nido.
Mariela Bobadilla Pichardo/2021
Derechos reservados.
huye de mi lo futuro
Y lentifica el compás.