miércoles, 22 de mayo de 2013

A SARY (Mi hija mayor)


Cuando te veo,
pienso en aquel día que te conocí,
aquella noche singular de mi vida,
preñada de dolores en que vi tu rostro,
por primera vez, extrañada de todo.
Observe tus ojos fijos en mi,
pero vagando quien sabe
por que mundo, aun en ti recordado.

Al verte me embargo tal aturdimiento,
una sensación rara pero cierta a la vez,
no sabia quien eras
y al mismo tiempo te sabia de siempre,
desde el sangriento devenir
de mis entrañas, donde mas que dos
habíamos logrado el milagro
de ser una.

Ahora estabas ahí,
no te había buscado yo
decidiste tu venir a buscarme,
llegando de sorpresa
para darle validez a mi vida,
a esas imprecisas razones mías de vivir,
por las que había librado
tantas luchas intestinas,
para hacer realidad mi designio
de ser mujer!

Estabas de pronto aquí
acercando tu boca a mi seno,
esa aun inmadura elevación
de mi cuerpo
que tomabas con ansiedad
entre tus labios pequeños,
que parecían de antemano saber
lo que podían obtener de el,
mi esencia mas primaria.

Ese conocimiento de mi
claro en tu boca me obnubilo la razón,
quise correr lejos, lejos de esa verdad aplastante
de no pertenecerme nunca mas
si no solo de ti,
de sentirme tuya desde el instante mismo
que cruzamos nuestras miradas,
y bebiste sabiamente
de mi cuerpo en flor,
y hasta ese día cualquiera que mis ojos
decidieran no ver mas las luces
encendidas de la vida
y mas allá de ella,
tuya siempre en la eternidad!

Sin embargo, en ese momento
dramático de mi sino,
donde tal suerte de emociones
desconocidas para mi
anudaban mi garganta, ahogando mi voz,
te abrace amorosamente,
tome en mis manos las tuyas,
tan suaves, tan menudas,
y ya no me importo saber
si contare o no alguna vez
con otras manos, ni con los besos,
esos que encienden la piel.
Habías llegado tu con el mensaje,
con la razón mas primordial de mi existencia!

Mariella Bobadilla Pichardo

A MARIE (Mi hija menor)


Cuando supe que venias
me sobrecogio la angustia,
no era el momento mejor
poco restaba para concluir
aquella empresa de estudiar,
lejos de casa, de las cosas queridas,
de tanto amor sacrificado,
de emociones amordazadas,
en aquella tierra, ya no tan extraña.
Me embargo la terrible sensación
de un esfuerzo perdido,
como naipes que caían,
soplados por el viento,
de una mala racha.

Tan desorientada estaba,
a merced de un destino
traicionero y burlón..
Llame a mi madre, asustada,
y en la distancia oí aquella voz amada
que trémula y emocionada,
como sentencia justa dijo:
!Un hijo siempre es una bendición!
y llore, no por ti, si no por mi,
avergonzada ante mi pequeñez.
Ah! Que sabias son las mamas Viejas!
y un día pensando en ti,
que crecías anónima en mi vientre,
rompiendo mi silencio dije a tu padre,
es mujer y se llamara como mi madre.

Inesperadamente apareciste un día,
el deseo de conocernos
corto la espera, a ocho lunas y algo mas,
allí estabas rendida en mis brazos,
aferrada de mi mano
tu manita dulce, tu manita tierna,
humildemente solicita de protección,
recordé la distancia y la sentencia materna
y fui bendita, bendita, bendita por ti.
Mas arrastrando de nuevo el equipaje,
desbordadas las Fuentes de mi ojos,
despedí en ti mi Corazón sangrante,
en los brazos de mi bien mas puro,
de mi bien mas sagrado.

La distancia cruel dono el olvido
de mi abrazo primario,
el contacto de mi mano
se esfumo en el tiempo.
Volver por ti la empresa cierta,
y desde entonces, me has hecho tan feliz,
con esa humilde paciencia,
con esa amorosa suavidad del alma,
con esa tolerancia inenarrable
a mis defectos más tristes,
a mis carencias más altas,
como un ramo en flor
siempre en tu boca.

Hoy al verte te confieso
henchido el corazón de orgullo,
cuanto don de Dios
sembrado en ti germina,
y me pregunto, como he merecido yo
tanto cielo aquí en la tierra!
Que no me equivoque
en aquella mañana Mexicana,
que decidí como llamarte,
como si intuyera en la hondura
sublime tu misión divina,
perpetuar para mí no solo el nombre,
si no la eterna figura de mi madre!

Mariella Bobadilla Pichardo.

A MIS NIETOS


Con el paso de los años,
se ha marchitado la piel,
luce mas corto el camino
tal vez por ya no ver bien.

Muchas metas alcanzadas,
otras tantas sin hacer,
ni una ni otra me interesan
solo intento estar en pie.

Poco importa el horizonte,
mucho menos el ayer,
solo atesoro el presente,
cada instante, cada vez.

Mis hijos son los capullos
con que aprendí a florecer, 

mas mis nietos son rapsodias
que han refrescado mi ser.

Resurgir con cada uno,
con esos ojos de luz,
y esas sonrisas preciosas
me han renovado la fe.


Han curado mis heridas,
los errores, los traspiés,
regocijándome el alma
cuando ya duelen los pies.

Son en resumen mis nietos
mi glorioso amanecer,
mi primavera florida
con duendes y hadas de miel!

Mariella Bobadilla Pichardo

DUDAS


Que no te quiero!
No digas no es cierto
lo leo en tus ojos.
Que no te quiero,
y que es el amor?
No es mi sentimiento
golondrina errante
que busca su nido
en tu cuerpo amante?
O no lo es la angustia
que engalana mi alma,
cuando tus desdenes
desgarran mis ansias?

Ah! Que no te quiero!
Y no es amor acaso
la sed que en mis ojos
se sacia en los tuyos?
Y este corazón
barca de esperanza,
que solo en tus mares
navega a sus anchas?
O esta pasión honda
que mi ser desarma,
bebe de tus labios
y encuentra la calma?

Que no te quiero, piensas!

Mariella Bobadilla Pichardo/1982
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SER

Particula soy de la vida
con poder de razonar,
ave libre, fuertes alas
son este don de pensar.

Volar de fuera hacia dentro,
de dentro afuera volar,
porque soy eso, una esencia
que se permite idear.

Volatil chispa que expande
mi cuerpo etéreo mental,
sobrepasa las fronteras
cuando vuelvo a razonar.

A veces creo que es locura
este poder vislumbrar,
percepcion de nuevas formas
que no se pueden tocar.

Efervescencia tan mía
que me obliga a caminar,
espacios no descubiertos,
mundos por analizar.

Pero es tan grato a mi alma
poderme desintegrar,
en enérgicas partículas
de ideas y levedad.

Instinto e impulso de escape
de material realidad,
es el mejor privilegio
con que se puede contar.

Nadar en mis pensamientos,
escurrirme allí y flotar,
estoy segura, no hay nada,
que se pueda comparar!

Evaporar la conciencia
de la materia es llegar,
a lógica de misterios
al concepto, a la verdad!

La creación no surgió
de pesado material,
si no que fue de la idea
expresada en voluntad,
del álito del divino
que es principio y es final.

Pensando yo he descubierto
que esta forma de sentir,
es de la divinidad el latir
en la hondura de mi misma,
enseñándome a volar!

M. Bobadilla Pichardo