En nuestro rincón de amores,
en la obscuridad del tiempo,
te besare todo el cuerpo
con el ardor de mi fuego.
Te entregaré poco a poco
la cadencia de mi lumbre,
los suspiros más impúdicos
los latidos más honestos.
Recorreré tus rincones
jadeantes ya de emociones,
y colocaré en tus ojos
la mirada de mis ojos.
Cuando ya no puedas verme,
cuando se cierren tus ojos
en el sopor mas profundo,
te besare suavemente.
Mariella Bobadilla Pichardo