Hoy que el compartir es mito
y que el destino ya apremia,
rebusco en el baúl de la memoria,
ensueños que durmieron con el tiempo.
Del incansable paso de los años,
despolvo con esfuerzo los recuerdos,
la mente perezosa al fin despierta,
emerges en el centro cual estrella.
La canción de cuna suena a magia,
los cuidados, los pañales, se hacen ciertos,
los pasos sostenidos por tus brazos,
seguidos son del viaje hasta la escuela.
A esposa, madre y enfermera,
sumaste el rol también de ser maestra,
enorme es tu cansancio al fin del día,
mas me ayudas a comprender algún teorema.
Llegado el concluir de esos estudios,
tu henchido corazón se regodea,
tu hija es bachiller y se encamina,
a un reto superior, hacer carrera.
Tras el desfile sin descanso de los años,
desfilar la vez toga y birrete,
se te pinto el alma en mil matices,
sonriente el corazón honro tu espera.
Hoy sin duda la vida te coloca,
frente a tu humanidad, en dura prueba,
mil temores acosan hoy tu mente,
mil preguntas inquietan tu cabeza.
No agotes tu esperanza con angustias,
la muerte no podrá tocar tu esencia,
tan solo alcanzara tu vieja carne,
tan solo cargara tu cuerpo enfermo.
La infinita partícula que es tu espíritu,
por símil del eterno nunca muere,
en delegada labor viene a la vida,
concluida, a su origen es devuelta.
La tuya diligente has realizado,
preñada de nobleza fue tu entrega.
Soy tu hechura Mama, te debo tanto,
cumpliste tu misión, valió la pena!
En este punto crucial de tu existencia,
abro de par en par mi alma y te confieso,
no existe otra verdad parte tranquila,
porque es mi corazón que en el te lleva!
Mariella Bobadilla Pichardo/1995