Porque me duele el dolor que me produce el andar
y la prisa al caminar tras cualquier explicación,
quiero creer que no hay reglas y que no existe castigo,
que no hay más ley que el destino con que me marco el vivir.
Que no tengo que luchar por ser aún más perfecta,
que no es cierto qué hay defectos, ni un mañana que esperar.
Quiero aceptar que es un sueño, que no siento ni padezco,
que no existen sentimientos, ni razones que buscar.
Que me engañan la confianza, la ilusión y la esperanza,
que alimentan el impulso de mi absurdo escudriñar.
Que se me agote el amor, que se desnude el placer,
y que sea solo silencio lo que conozca mi ser.
Que se me apague el ardor y se me vacíe el saber,
quiero que al fin la razón quede muda de opinión.
Y en descanso la consciencia dejará en paz mi existencia,
que ya está tan fatigada de este incesante pensar.
Mariella Bobadilla Pichardo/1989
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