En la palma un ruiseñor
canta su canto de amor
mientras lento por la arena
rueda y rueda un caracol.
Las olas vienen y van
la brisa suave se insinúa,
se exhibe límpido el cielo
para darle paso al sol.
Majestuoso el mar despliega,
sus turquesas de pasión,
que evocan mi inspiración,
toda mi alma sobrecogen.
Y pienso ante tal visión,
manifiesta apoteosis,
como es que tiene alguno dilema,
si todo en Dios es poema.
Mariella Bobadilla Pichardo/2021
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