Me adentro por tus veredas,
me regodeo en tu cuello,
me deslizo hasta tu boca
buscando esa risa loca
que me hace ser tan feliz.
Voy sin prisa en tus senderos,
que el beso dulce acicala,
me columpio en tus lunares,
con la brisa de tu espalda,
esa que ya me hace falta,
sin la que no se vivir.
Me resguardo entre tu pecho,
donde me otorgo el derecho,
de tomarlo para mi.
Puedo en el alzar mi casa,
mi refugio de esperanza,
mi campamento de amor.
Como una canción tus dedos
se deslizan por mi pelo,
y en tu cintura el denuedo
marca el compás de ese vuelo,
que desborda al corazón.
Cumpliéndose mis deseos,
mis ansias y mis anhelos
de par en par se abre un cielo
donde galanos luceros
rendidos caen ante mi.
Mariella Bobadilla Pichardo/2022
Derechos Reservados.
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