Este dolor lacerante
que sin piedad ni contén,
degarra, hiere mi ser,
sumido en interrogantes,
de preguntas sin respuestas,
de vislumbres que no llegan,
en obscuridad desértica,
hambrienta de ver la luz.
Este tormento intangible
de un incesante pensar,
sin siquiera imaginar,
mucho menos comprender,
porque una divinidad
me otorgo la providencia,
de esta torpe inteligencia
que no entiende el existir.
que lleva al agotamiento,
tras las luchas quijotescas
que desata el pensamiento.
Cansancio que a tanto afán
de arribar a la conciencia,
le otorga el írrito lauro
de dormirse en la inconciencia.
Mariella Bobadilla Pichardo/96
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