Es mentira que me has olvidado,
que me has apartado de tu mente,
que te libraste en otros brazos
del lazo imborrable de los míos.
Se que rememoras nuestros días,
tantas noches con besos construidas,
tantas madrugadas pletóricas
de incandescencias sublimes.
Porque sé, que puse en tu boca
la efervescente gloria de la mía,
con mi lengua el arrebato en tu piel,
y mi ola derramada en tu rivera.
Porque te tuve y te ame estoy segura,
que perturbó tu sueño cada noche,
y a pesar de compararme en otros labios,
aún no olvida tu boca mi sabor.
El sabor de mi pasión que te trastorna,
al calor de mi rincón que aún te agita,
la fuente inagotable que soy yo,
el grávido cántaro que te hice ser.
Mariella Bobadilla Pichardo
Derechos reservados/1988
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